Néstor Grill nació en Jacinto Arauz el 8 de agosto del '53. La familia se mudó a Bahía
Blanca. Fue secuestrado el 4 de noviembre del '76 en su domicilio, en presencia
de su padre y hermano.
El grupo de tareas amenazó
al padre diciéndole que no hiciera la denuncia, porque si lo hacía no volvería
a verlo. Después la familia denunció el caso. Su hermano
Norberto donó sangre al Equipo Argentino de Antropología
Forense, para ayudar a identificar sus restos.
Néstor tenía 23 años, participante de las tareas de Cáritas en Bahía y estudiaba Ingeniería Civil en
la Universidad Tecnológica Nacional. En estas líneas, lo recuerdan dos de sus compañeros: Guillermo Quartucci y Graciela Bertón.
A Néstor Grill, en un aniversario más de su cumpleaños
Por Guillermo Quartucci
La vida fue muy cruel con Néstor, quien nos dejó muy pronto,
con destino incierto. Nacido en una población en la cual algunos
acontecimientos infaustos habían marcado la historia de su breve existencia, a
Néstor le tocó ser joven e idealista en el momento más duro de la barbarie
genocida que provocó el mayor baño de sangre y dolor del siglo XX en Argentina.
En realidad, ser joven es una cuestión biológica, pero ser idealista constituye
una elección personal que en los momentos difíciles de la vida de una sociedad
puede tornarse letal, como en efecto lo fue. Así y todo, Néstor eligió ser
idealista: ante la falta de oportunidades en su lugar de origen, emigra hacia
la cercana ciudad portuaria, donde, al tiempo que estudiaba, podría
materializar sus sueños de contribuir a la construcción de una sociedad más
justa y libre. Dejaba atrás un entorno provinciano mezquino y prejuicioso, sin
saber el destino aun peor que le aguardaba en Huecuvu Mapu, esa Tierra del
Diablo de la que, desde tiempos antiguos, la población originaria se mantenía
prudentemente alejada.
Los estudios secundarios en el seminario La Asunción de
Bahía Blanca canalizaron en Néstor sus inquietudes sociales, ya presentes desde
la pubertad, según varios testimonios. Muy pronto comienza a militar en la
Pequeña Obra, agrupación vinculada a la por entonces en boga Iglesia de los
Pobres, en la que decenas de jóvenes como él cumplían desinteresadamente con el
compromiso social adquirido. Ya adulto, se incorpora a Cáritas, organización
humanitaria católica cuyo objetivo de combate a la pobreza, la exclusión, la
intolerancia y la discriminación también estaban acordes con los ideales de
Néstor. Irónicamente, el local de Cáritas se encontraba ubicado en la calle
Rodríguez, a espaldas del muy influyente, conservador y poderoso monopolio
mediático que, desde los inflamados editoriales de su diario, fogoneaba la
represión, la tortura, la muerte y la desaparición de personas que, al igual
que Néstor, luchaban por sus ideales.
En 1976, varios de los compañeros de militancia de Néstor en
la Pequeña Obra cayeron víctimas del Estado cívico-militar terrorista; en ese
año, el más cruento en lo que a represión se refiere, varios de los estudiantes
de la Universidad Tecnológica Nacional, a la que Néstor había ingresado para
cumplir con su sueño de ser ingeniero, también cayeron víctimas la barbarie que
se enseñoreó de la “capital del sur argentino”. En Jacinto Aráuz, en julio de
ese mismo año, se había producido un Operativo conjunto policiaco-militar de
inusitadas proporciones que sometió al pueblo, por espacio de tres días, a la
frenética caza de brujas propiciada por las fuerzas vivas locales encabezadas
por el intendente de facto y uno de los más poderosos barones de la economía
local, secundados por un grupo de notables.
A 130 kilómetros de distancia, a Néstor le llegaría su turno
en noviembre, cuando es secuestrado frente a los familiares y llevado a un
destino desconocido del que nunca regresaría. En el emblemático juicio oral a
los uniformados responsables del genocidio en la jurisdicción del V Cuerpo de
Ejército que está por concluir en Bahía Blanca, el nombre de Néstor fue
mencionado en repetidas ocasiones por las víctimas y testigos vinculados al
seminario La Asunción y a la Pequeña
Obra, quienes al prestar declaración testimonial destacaron
las cualidades humanas y el compromiso social de Néstor.
Sin embargo, habrá que esperar al juicio oral por la Causa
Armada, pronto a iniciarse, para desentrañar, hasta donde sea posible al cabo
de 36 largos años de paciente espera, lo ocurrido con Néstor: ¿dónde se
encuentra?; ¿quiénes son los autores materiales de lo que le haya ocurrido en
las mazmorras de Baterías (Base Naval de Puerto Belgrano), adonde parece haber
sido llevado junto con Cora Pioli, Gerardo Carcedo y tantos otros compañeros de
infortunio?; y, por sobre todo, en caso de que su destino sea el que muchos
tememos, ¿dónde se encuentran sus restos?
Como regalo de cumpleaños, aquí van para vos, Néstor, unos
versos del gran príncipe-poeta Nezahualcóyotl, señor de Texcoco en el siglo XV,
que se marchó de este mundo presintiendo quizás el arribo brutal de los
genocidas españoles:
Yo pregunto Yo, Nezahualcóyotl, pregunto: ¿Acaso de veras echamos
raíces? Nada es para siempre en la tierra: Sólo permanecemos un poco aquí. Lo
que es de jade se quiebra,
Lo que es de oro se rompe, Lo que es de plumaje de quetzal
se desgarra. Nada es para siempre en la tierra: ¡Sólo permanecemos un poco
aquí!
Querido Néstor: un cumpleaños más sin vos
Por Graciela Bertón
Como Haensel y Gretel, tus compañeros y compañeras fueron
dejando un rastro de miguitas en el camino de su calvario. Agudizando los
sentidos disponibles al extremo, guardaron en la memoria, en los oídos, en todo
el cuerpo cada bache de la ruta que transitaron cuando los trasladaban, la
sirena de un tren, el sonido del mar, las vacas que mugían, los perros que
ladraban, los olores que percibían y las voces de los verdugos.
Más de 30 años después de sucedidos los hechos, se dieron
cita frente a un Tribunal para dar testimonio de su paso por los círculos
dantescos de los sótanos del horror. Fue un desfile de historias vivientes que
arrojaron luz sobre distintas maneras de proceder y organizarse de los esbirros
de la muerte. Con la voz entrecortada por la emoción y el dolor contenidos
durante tantísimos años, dieron cuenta de experiencias propias y ajenas,
pedacitos de un rompecabezas enorme al que todavía le faltan muchísimas piezas,
pero que de a poco se va completando.
Y son ellos y ellas quienes también están ayudando a
reconstruir la senda que te tocó transitar a vos. Recabando y uniendo datos –un
apellido susurrado, un detalle que se filtró debajo de la venda, un apretón de
manos furtivo que le robaron al terror… todos y cada uno de los recuerdos es de
vital importancia al momento de darle forma a algo que nos lleve a vos, que nos
de una pauta, un atisbo del destino que te tocó vivir para, de esa manera,
sacarte de este NO-SER/ NO-ESTAR que nos apabulla con su crueldad, que no nos
deja retroceder pero tampoco avanzar, que no nos termina de cerrar jamás.
Mucho es el camino andado, impresionante es lo que se ha
logrado. Conceptos como Genocidio, Plan sistemático de robo de bebés,
Imprescriptibilidad de los Delitos de Lesa Humanidad y otros ya están
firmemente anclados en la jurisprudencia de nuestro país. Y se expresan y
esgrimen con fundamento y excelencia profesional hasta en la Oscura Bahía,
aunque te parezca mentira. Muy a pesar de gran parte de la población y, por
supuesto, muy a pesar del pasquín mayor, que hasta el día de hoy no deja de
poner palos en la rueda si de hacer justicia por ustedes se trata. Porque a
pesar de los logros, todavía hay mucho escepticismo, que duele. El “en algo raro
habrá andado” se da cita hasta en los círculos familiares, lo que duele aún
más.
Nos falta muchísimo todavía para llegar a saber todo lo que
pasó y, por sobre todas las cosas, DONDE están todos y todas ustedes, los y las
que nos siguen faltando y forman parte de ese limbo sin nombre, sin referencia
concreta y sin espacio tangible que quienes llevaron adelante el plan macabro
de la dictadura cívico-militar dieron en llamar “los desaparecidos”. Quienes
concibieron ese plan y también quienes lo ejecutaron manchando sus manos de
sangre inocente -según se está viendo- se van a llevar esa información a la
tumba. El pacto de silencio que los une es monolítico.
Sin embargo, una y otra vez la verdad se abre camino a
través de las sombras. Como el agua, que cuando empezó a correr nadie la puede
detener, la verdad se hace presente aprovechando cada oportunidad que le dan de
revelarse. Esa es nuestra esperanza y por eso no resignamos y seguimos
reclamando por vos.
Mi mayor deseo en este día, el de tu cumpleaños, es que
desde donde estés te manifiestes y nos des una pista para poder brindarte la
paz que desde hace tanto tiempo estás esperando. Que así sea.
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