Por Milton Luzuriaga
Si algo caracterizó al rugby, a nuestro
rugby, fue el amateurismo. Si algo caracterizó a Los Pumas fue la valentía, la
entrega y el coraje con que se enfrentaban a otros equipos superprofesionales.
Y eso era lo que emocionaba: que, teniendo en cuenta ese contexto, los
jugadores jugaban “por la camiseta”.
“Nuestro
objetivo es lograr un cambio cultural; que no sea sólo un partido de rugby,
sino que sea un espectáculo", definió el
gerente comercial de la UAR, Miguel Dupont. Y es que la podredumbre ingresó al
rugby. Veamos algunos números y datos: nuevos anunciantes, entre los que se
encuentran Visa, Nike, Renault, Standard Bank, Quilmes, Gatorade, Medicus,
Personal, ESPN, La Nación, Samsung, Gilbert, Andresmar, Sport Club y Gentech,
se sumará dentro de poco Direct TV.
Todo dicho.
Algo más: 90 millones de pesos de
presupuesto. Y alguna perlita: los llamados “hospitalities UAR”, donde pagás $
40.000 y tenés todo un día (el del partido) con champagne, sushi, VIP, charlas
con los jugadores, etc..
Han matado al juego a manos del “...espectáculo…” y del negocio. Eso será a partir de ahora: un
negocio. O un gran negocio.
Lo distintivo de Los Pumas, su
singularidad, el sello de su juego era que se enfrentaban a los poderosos,
simplemente, por la camiseta.
Chau, Pumas.
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