martes, 21 de agosto de 2012

Toda "seguridad" es política


Por Juan Pablo Gavazza

El ministro de Gobierno, Justicia y Seguridad César “Gogo” Rodríguez, no tuvo mejor idea que responderle al diputado ultravernista Martín Borthiry: “politiza la seguridad”, dijo en supuesto tono acusatorio.

Parece mentira que a esta altura del debate público, en La Pampa tengamos que caer en discusiones que parecen de otra época: desde ya que Borthiry politiza la seguridad. Eso no es problema: la política no es mala palabra.

Borthiry politiza la seguridad cuando pide más policías, más mano dura; cuando cree en las versiones de la fuerza; cuando alude a los ladrones como los “chicos conocidos”. Borthiry tiene, en algún sentido, una mirada política de la seguridad que es cercana a las de Mauricio Macri, Daniel Scioli, o Juan Carlos Tierno, por citar algunos referentes.

Frente a ese planteo de la derecha, vernácula y nacional, el ministro Rodríguez llora porque le “politizan” el tema, cuando en realidad es exactamente lo que corresponde.

El asunto es que ni el ministro ni el gobierno de Oscar Mario Jorge tienen una política: no saben qué quieren, adónde apuntan, cómo lograrlo. Como les pasa en tantos otros temas, no están convencidos.

Y cuando los espacios quedan vacíos, alguien los ocupa. Si el gobernador y el ministro no deciden, no saben, no tienen ideas, es muy probable que en estos temas mande la propia Policía, directamente y sin necesidad de intermediarios.

Pero hay que politizar la seguridad. Es imposible no politizarla, en realidad, puesto que la sola definición de la palabra “seguridad” implica darle una orientación, un sentido y un significado, absolutamente político.

La politiza, por ejemplo, el diputado de La Cámpora Luciano Di Nápoli, cuando presenta un proyecto para que la Policía sea manejada por un civil y se impongan reglas que la democraticen y transparenten.

El ninguneo a ese proyecto por parte de los otros diputados y funcionarios del ejecutivo es también una politización de la seguridad.

El ministro político que paradójicamente se queja de la política repite como loro que buscan desalentar el uso de armas, pero armó una pomposa conferencia de prensa para defender al pistolero Jorge Matzkin. Eso también es politizar la seguridad.

Politizar la seguridad es definir quién manda y para qué lado vamos; si se usan palos para detener manifestantes; si es mejor prevenir que curar; si se busca terminar con la impunidad de los grandes narcos o se persigue a un pibe que fuma porro; si se capacita a los efectivos en Derechos Humanos o se apuesta a la vieja escuela del meta palo y a la bolsa; si después de las reverencias a los chorros de guante blanco, las comisarías están habilitadas para torturar a los ladrones de gallinas… Todo es política.

Incluso hacer de cuenta que no existe política es una politización de la seguridad.

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