Por Juan Pablo Gavazza
El ministro de Gobierno, Justicia y Seguridad César “Gogo”
Rodríguez, no tuvo mejor idea que responderle al diputado ultravernista Martín
Borthiry: “politiza la seguridad”, dijo en supuesto tono acusatorio.
Parece mentira que a esta altura del debate público, en La
Pampa tengamos que caer en discusiones que parecen de otra época: desde ya que
Borthiry politiza la seguridad. Eso no es problema: la política no es mala
palabra.
Borthiry politiza la seguridad cuando pide más policías, más
mano dura; cuando cree en las versiones de la fuerza; cuando alude a los
ladrones como los “chicos conocidos”. Borthiry tiene, en algún sentido, una mirada política de la seguridad que es cercana a las de Mauricio Macri, Daniel
Scioli, o Juan Carlos Tierno, por citar algunos referentes.
Frente a ese planteo de la derecha, vernácula y nacional, el ministro Rodríguez llora porque le “politizan” el tema, cuando en realidad es
exactamente lo que corresponde.
El asunto es que ni el ministro ni el gobierno de Oscar
Mario Jorge tienen una política: no saben qué quieren, adónde apuntan, cómo
lograrlo. Como les pasa en tantos otros temas, no están convencidos.
Y cuando los espacios quedan vacíos, alguien los ocupa. Si
el gobernador y el ministro no deciden, no saben, no tienen ideas, es muy
probable que en estos temas mande la propia Policía, directamente y sin
necesidad de intermediarios.
Pero hay que politizar la seguridad. Es imposible no
politizarla, en realidad, puesto que la sola definición de la palabra
“seguridad” implica darle una orientación, un sentido y un significado,
absolutamente político.
La politiza, por ejemplo, el diputado de La Cámpora Luciano
Di Nápoli, cuando presenta un proyecto para que la Policía sea manejada por un
civil y se impongan reglas que la democraticen y transparenten.
El ninguneo a ese proyecto por parte de los otros diputados
y funcionarios del ejecutivo es también una politización de la seguridad.
El ministro político que paradójicamente se queja de la
política repite como loro que buscan desalentar el uso de armas, pero armó una
pomposa conferencia de prensa para defender al pistolero Jorge Matzkin. Eso
también es politizar la seguridad.
Politizar la seguridad es definir quién manda y para qué
lado vamos; si se usan palos para detener manifestantes; si es mejor prevenir
que curar; si se busca terminar con la impunidad de los grandes narcos o se
persigue a un pibe que fuma porro; si se capacita a los efectivos en Derechos
Humanos o se apuesta a la vieja escuela del meta palo y a la bolsa; si después
de las reverencias a los chorros de guante blanco, las comisarías están
habilitadas para torturar a los ladrones de gallinas… Todo es política.
Incluso hacer de cuenta que no existe política es una
politización de la seguridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario