Juan Carlos Martínez presenta el viernes su libro "La Abuela de Hierro" en Santa Rosa. Mientras tanto, cada sábado da clases de coherencia y dignidad en "La Kermés". En su sección "El Diablo que sabe por Diablo" mira lo que pasa con una claridad que no abunda.
Uno de estos días describió la realidad de la puja entre el gobierno y los grandes medios. Dice que escuchar ciertos reclamos y críticas en determinadas bocas suenan a "una broma macabra". Le pega duro al "nuevo" Jorge Lanata, soldado de Héctor Magnetto. Y dice que los furibundos cuestionamientos al gobierno nacional tienen una doble motivación: la Ley de Medios de la democracia y los juicios que investigan delitos de lesa humanidad no sólo parte de uniformados, sino de los grandes empresarios cómplices del genocidio.
Juan Carlos Martínez advierte que "hay una feroz ofensiva dialéctica –menos mal que por ahora
es dialéctica– que han desatado los sectores opuestos al gobierno de Cristina".
Aclara, de entrada: "No desconozco que existen sobrados motivos para ejercer la
crítica a este gobierno, pero no todos los críticos lo hacen desde el mismo
lugar o por las mismas razones".
Avisa: "En las críticas que se formulan no se incluyen temas que son
o serían merecedores de una mirada crítica, como puede ser la minería a cielo
abierto; la Ley Antiterrorista; el apoyo político a gobernadores y otros
funcionarios nada recomendables; la promoción de algunos postulantes a ocupar
cargos de jueces pese a no tener las condiciones que se requieren desde el punto
de vista de la idoneidad y desde lo ideológico…"
Después, apunta: "Es cierto que hay temas que
preocupan a la sociedad, como la inflación, la inseguridad o el desempleo, la
pobreza, la corrupción, pero en la boca de ciertos sectores el hecho de que
planteen esas cuestiones suena raro porque justamente muchos de los que
reclaman la atención sobre esos puntos son quienes contribuyeron a generar esos
problemas".
"Las quejas de los grandes medios con su permanente reclamo
por la supuesta falta de libertad de expresión… Subestiman la inteligencia de
quienes leemos diarios, escuchamos radio o vemos televisión. Se pueden hacer
muchísimas críticas al gobierno, ¡pero decir que no hay libertad de expresión!...
Uno escucha, lee todo lo que se dice y hay cosas que van hasta el insulto, la
agresión, una campaña odiosa… Yo creo que la libertad de expresión hay que
usarla para cosas trascendentes", apunta.
"Lo paradójico -dice Martínez- es que uno de los que se suma a ese discurso
es el periodista Jorge Lanata, alguien que hasta no hace mucho nos ilustraba
por televisión acerca de la gigantesca concentración de medios; esos más de 350
que reunía y reúne el Grupo Clarín".
Interpreta que "también la cosa pasa por la
aplicación de la Ley de Medios. Pero creo que las críticas de la derecha –y no
pongo en esta línea a sectores que ensayan críticas con fundadas razones sino a
los sectores más reaccionarios de la sociedad– muchas veces tienen que ver con
los juicios que se han llevado adelante por los delitos de lesa humanidad. Y no
tanto por las condenas a los militares y a los policías, sino por las que pueden
venir para grandes empresas y empresarios que participaron del golpe, y que
pueden derivar en la cárcel para algunos".
"Hablamos del Ingenio Ledesma, de Ford, de Mercedes Benz y de
Papel Prensa, que es como hablar de Carlos Blaquier, de Bartolomé Mitre, de Héctor
Magnetto y de la propia Ernestina Herrera de Noble", afirma.
Agrega, entonces, que "ver a Barrionuevo hablando de corrupción, a Eduardo Duhalde
pidiendo seguridad, a Macri preocupado por los pobres o a Cavallo ponderando su
paso por Economía… es un chiste, una broma macabra. Hay muchas cuestiones que
deben criticársele al gobierno, porque nunca tenemos que perder la capacidad de
crítica porque decir que todo está bien es el equivalente a decir que todo está
mal. Y hay cosas que están muy bien, otras bien y otras mal y muy mal. Y hay
que señalarlo, porque sino no podemos ser obedientes".
"Yo creo que la alternancia en el poder es importante, pero
lo que se ve como recambio en la Argentina, salvo la izquierda que siempre es
minúscula, es más de lo mismo… y nosotros necesitamos un cambio estructural. El
capitalismo es muy fuerte, ha hecho mucho daño y sigue haciéndolo, no sólo en
la Argentina sino en todos lados. Veamos los estragos en Europa. Recién leía una
nota de Osvaldo Bayer en Página/12 sobre la realidad de Alemania, el país más
fuerte económicamente. El diez por ciento de la población tiene el 53% de la riqueza
nacional. Para la mitad de la población alemana, sólo queda un 1%. La
diferencia entre ricos y pobres es cada vez más grande".
"El liberalismo ha preparado todo, y en la Argentina lo
sabemos… me acuerdo que a (Álvaro) Alsogaray no le habían permitido el ingreso entre los
liberales internacionales, porque decían que los liberales en la Argentina son
fascistas. No digo todos, pero… la mayoría son fascistas, es la realidad. Hay
mucho fascismo en los tribunales, en los partidos políticos, en los sindicatos.
No es fácil la recomposición democrática. Estamos dominados por el capitalismo,
que domina los grandes medios, el Poder Judicial, la Iglesia que ha estado
siempre del lado de los poderosos. Un día habrá que plantear la separación de
la Iglesia del Estado y fortalecer de verdad la enseñanza pública", asegura Martínez.
Martínez completa: "en América Latina hay una historia muy rica. La nueva realidad, la nueva geografía, después de las dictaduras, es un paso muy importante que se ha dado con los gobiernos populares elegidos por el voto. Las dictaduras dejaron una impronta de sangre y lo que se ha hecho para revertir esa situación es muy importante. En América Latina hay un cambio, pero también hay una
resistencia feroz de parte de Estados Unidos. Este continente tiene muchas
riquezas y recursos naturales y en algún momento van a venir por esos recursos,
sin duda".
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