Ni aunque te den cien años de perdón

Por Juan Pablo Gavazza

Los hechos y dichos de Rubén Marín ya no tienen, claro, las repercusiones de antaño. Por eso se perdió un poco entre otras noticias su planteo a gritos para que “no nos roben la historia”, como reclamó desde una tribuna de Convergencia.

¿Quién querría robarse la historia de Marín?

La historia de Marín dirá -dice, ya va diciendo- que fue el joven vicegobernador sindicoderechoso que complotó contra el gobernador peronista José Regazzoli en los setenta.

La historia dirá -dice, ya va diciendo- que desde el propio peronismo perciben y denuncian que fue un “buchón” de compañeros perseguidos por la dictadura.

La historia dirá -dice, ya va diciendo- que fue el más fiel ladero menemista para aplicar el ajuste neoliberal; que respaldó el indulto a los genocidas y las relaciones carnales: fueron un tándem para hacer de Argentina un país socialmente injusto, económicamente cautivo, políticamente sometido.

La historia dirá -dice, ya va diciendo- que bajo su gobernación se aplicó en La Pampa la retrógrada Ley Federal de Educación y se batieron los records de desocupación, desigualdad y pobreza en la provincia.

La historia dirá -dice, ya va diciendo- que fue el consejero de Carlos Menem para que no diera la pelea en la segunda vuelta de 2003, y así debilitar de entrada al gobierno de Néstor Kirchner, a quien llamaba “Chirolita”.

La historia dirá -dice, ya va diciendo- que cuando el “proyecto nacional y popular” estuvo en verdadero riesgo de desestabilización (con la Resolución 125, en el año 2008), levantó su mano a favor de las corporaciones, ubicándose en el mismo bando que la Sociedad Rural, el Grupo Clarín, Julio Cobos y otros de la misma especie.

No dan muchas ganas de robarse la historia de Marín. Ni aunque te den cien años de perdón.