jueves, 1 de noviembre de 2012

"Cuanto más transgénicos haya, más clínicas habrá; cuanta más minería, más centros oncológicos"


Casi nadie conoce al Raly como Raúl Eduardo Barrionuevo, que es su nombre. En una entrevista con La Garganta Poderosa, la revista de la cultura villera, alza la voz para marcarle límites a la destrucción. Bajo la advertencia de que “ningún pibe nace mutante (por ahora)", entrevistado y entrevistadores (Juan Montero y Sasha Ríos) trazan un paralelo entre el crecimiento de los transgénicos y de la clínicas; como de las empresas mineras y los centros oncológicos.

"No me imagino con una cacerola en la mano; me siento más cómodo con una guitarra que golpeando una olla. En todo caso, la usaría para hacerme un guiso. Pero de tomarla para protestar, me veo manifestándome en contra de la instalación de Monsanto en Argentina. Sin dudas", dice Raly Barrionuevo en parte de la entrevista con La Garganta Poderosa.

Agrega: "El anuncio de la instalación (de Monsanto en Malvinas Argentinas, Córdoba) fue un golpe muy fuerte, como la Ley Antiterrorista, como saber que se les estaba haciendo seguimiento de inteligencia a luchadores populares. Lo que uno está buscando es todo lo contrario, y tiene que ver con acompañar a la gente que busca una vida más sana. Entonces, esto de la biotecnología aplicada a la semilla, al igual que los agrotóxicos, evidencian para dónde apunta este sistema, y que no tenemos lamentablemente gobernantes para hacerle frente a eso. Al contrario: plantan sin ningún tipo de remordimiento el símbolo de la destrucción del mundo, que es justamente Monsanto".

Después, avisa: "La guerra de los medios es una cosa que me tiene muy podrido, y ya me aburre. Porque en el medio quedamos muchos sin ser escuchados. La marcha contra Monsanto, por ejemplo, no le interesa ni a un lado ni al otro, y entonces no existe… Del mismo modo, la minería a cielo abierto y las asambleas populares ambientalistas están relativizadas por el gobierno nacional. Y sus enemigos, que en algún punto parecen sus amigos, muestran todo en ese sentido, pero no porque intentan salvaguardar al pueblo, sino porque no participan en el negocio. Por eso, lo único que nos queda es seguir moviéndonos, o cantando, ir para adelante y dejar de perder aceite en los gobiernos. Yo soy bastante descreído, de hecho. Pero pensemos lo que está pasando: cuantos más transgénicos haya, más clínicas habrá, y seguirá creciendo el negocio de la fertilización artificial, así como en Catamarca crecen las empresas mineras, a la par de los centros oncológicos".

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