lunes, 29 de octubre de 2012

"Lanata se vendió por dinero: es un panqueque"

Pablo Llonto es abogado de Derechos Humanos, es periodista desde muy joven, fue gremialista en Clarín. No tiene pelos en la lengua y habla claro. El sábado fue entrevistado en La Kermés. Habló del kirchnerismo, del periodismo alcahuete, de su desprecio por el boxeo, de sus expectativas con la nueva ley de ART.
Dijo que “no puedo decir que Lanata le tiró su honra a los chanchos porque los chanchos tienen más dignidad que él”; explicó algunas de las mentiras de Clarín respecto de los casos de Marcela y Felipe, apropiados por Ernestina Herrera de Noble; se metió con Papel Prensa y conversó sobre la rica experiencia de esa revista deportiva distinta que es “Un Caño”, de la que forma parte.
A continuación, se publica la entrevista completa. Pasen y lean.
–¿Qué crees que significa este 27 de octubre, en que se recuerda el segundo aniversario de la muerte de Néstor Kirchner?
–Sin dudas que además de la tristeza y el dolor, en una mirada más política y de compromiso y participación en lo que han sido las luchas del pueblo argentino, por supuesto que significa una pérdida importante, que hay que saber construir alrededor de ella la militancia necesaria para poder en muchos aspectos avanzar en el sentido en que creemos que él quería avanzar, para hacer un país con mucha más memoria, más verdad y más justicia. Y más allá de las diferencias o no, no se puede dejar de reconocer que ha sido un militante que cuando le tocó llegar al poder, y cuando muchos no creíamos en él, fue capaz de demostrarnos con hechos que su concepción de cómo intentar llevar a gran parte de la sociedad argentina a la toma de conciencia respecto de que había que construir un país más igualitario, fue una forma de hacer político. Algunos siempre hemos pensado que por ahí había que ir más rápido, él por ahí pensaba que había que ir de otra manera, pero fuimos aprendiendo que queríamos ir para los mismos lados, un país inclusivo, con mayor distribución de riqueza, derechos humanos, igualdad, un país sin privilegios. Es la Argentina que han soñado tantas generaciones.

–En esa lucha, en este proceso, han habido hitos jurídicos y demás. Me interesaría preguntar puntualmente por uno que conocés bien, que es la causa Papel Prensa. ¿En qué estado jurídico está?
–La causa de Papel Prensa todavía está discutiendo qué juez es competente o no, entre un juzgado de la Capital Federal y otro de La Plata. Dado el paso del tiempo, es una causa “picante”, evidentemente no hay un juez con el coraje necesario para avanzar y hacer justicia, si hay responsabilidad o no la hay de los dueños del Grupo Clarín. Uno tiene que ser exigente: Rafecas debió tomar esta causa, era de su competencia, le correspondía claramente y debió avanzar. Pero también sabemos que los jueces evalúan distintos aspectos y no son tan lineales como queremos que sean, sobre todo cuando ha pasado tanto tiempo. Suele pasar en las causas que tienen como protagonistas a empresarios y personas poderosas. No es ninguna novedad, chocolate por la noticia, pero sigue pasando y molesta. Así pasa en la causa de Blaquier, que está recontra demorada, Blaquier ya fue indagado y pasan los meses pero no es procesado y le dan distintas vueltas… Lo cierto es que el procesamiento no sale. Y si no se llamara Blaquier estaría procesado y la causa estaría cerca de ir al juicio oral. No es que uno se resigne, pero es lo que ocurre y debemos seguir diciendo que así no deben ser las cosas. Las causas con personajes supuestamente más importantes o relevantes deben tener un tratamiento más veloz, no más lento. Y ahí tienen como segundo ejemplo la causa de Ernestina Herrera de Noble.

–Clarín ha “informado” en los últimos días la supuesta confirmación de que Felipe y Marcela no son hijos de desaparecidos. ¿Esto es así?
–No, esto no es así. Clarín puso de título “Confirman que son hijos de desaparecidos” y después cuando lees el texto no dice quién confirma, dice que se presentó un informe que da negativo con algunas familias y en el mismo texto dice que todavía hay 11 muestras de las que están en el Banco que están incompletas. Y además Clarín no dice que hay muchas familias que todavía no han dado su muestra, y tampoco que las causas no se cierran sólo por el tema del ADN, sino que hay que agotar todas las herramientas, pruebas e indicios que te lleven a averiguar si efectivamente dos personas sobre quienes hay altísimas sospechas de que pueden ser hijos de desaparecidos, hasta que no se cierren las investigaciones por el ADN o por las otras vías que no son el ADN, la causa mal se puede cerrar. Para comprobar la identidad de una persona, hay una vía que es el ADN; pero como no hay un banco nacional de datos de ADN de todas las familias de desaparecidos y tampoco de todas las familias argentinas, mal se puede decir que el ADN es la única vía. Hay que seguir chequeando, hay que continuar, hay que llamar a las familias que no han dado su sangre. Pero además hay que seguir investigando todas las otras alternativas que nos lleven a averiguar la identidad de Marcelo y Felipe, de quienes su propia madre adoptiva, Ernestina, dijo en el año 2003 que podían ser hijos de desaparecidos. Lo admitió la propia Ernestina, entonces hasta que no se demuestre quiénes son los padres la hipótesis de que sean hijos de desaparecidos está abierta.

–¿Qué posibilidad hay, si es que la hay, de que se cruce la información del Banco de Datos de ADN del Durán con los que tiene el Equipo de Antropología Forense?
–Son dos bancos de registros de ADN distintos. En el Banco del Durán dan su muestra las familias que tienen hipótesis o certezas de mujeres embarazadas, partos o  bebés apropiados. El Equipo de Antropología obtiene muestras para la identificación de restos. Son bancos con distinta cantidad de muestras. Antropología tiene miles de muestras, el Banco del Durán cientos. Los fines de cada banco son distintos, uno busca restos, el otro identificación de bebés apropiados y no se cruzan entre ellos.

–¿Qué opinión te merece la nueva ley de ART, que a lo mejor va en contra de las políticas sociales que ha venido instaurando este gobierno?
–Yo creo que las leyes tienen que demostrar andando si sirven o no sirven y si no sirven tienen que ser cambiadas inmediatamente. El gobierno dice que esta ley va a servir para que el trabajador cobre más rápido. Si ocurre, la ley es mejor que la anterior. Si no, es peor que la anterior. Habrá que verla en acción. Hay una discusión respecto de si esta ley lo que hace es cerrarle caminos al trabajador para que reclame mayores montos ante la Justicia, también está por verse. Si los montos que se empiezan a cobrar es cobran rápido y son los adecuados, la ley daría respuesta por lo menos a quien nos debe interesar, que es al trabajador que sufre el accidente o la enfermedad, o a la familia del trabajador que fallece. Vista desde afuera, parece que no va a ser tan así de que funcione mejor. Pero hablar sin verla rodar, no sirve. Hemos aprendido a ser razonables en la crítica y ver si esto funciona o no. He discutido con muchos compañeros que han defendido la ley a rajatabla y me dicen que hay que verla en acción.

–Vos sos parte integrante de la revista “Un Caño”, que ha renovado la forma de hacer periodismo deportivo. ¿A vos te parece que, en general, el periodismo deportivo, especialmente en su relación con la AFA, está tan corrompido como el resto del periodismo nacional más visible?
–No estamos muy bien tanto en el periodismo deportivo como en general. Venimos de un periodismo muy triste, muy oscuro, además del tema de la corrupción y de los periodistas que se venden por un viaje o un plato de lentejas, tenemos problemas serios en la formación periodística, y me incluyo. Venimos de una etapa, la de la dictadura, en la que el periodismo fue cómplice, ciego, alcahuete del poder militar y policial, y remontar eso va a llevar muchos años porque implica una ruptura con ese modelo. De hecho, muchos de esos periodistas de aquella época todavía siguen siendo modelo, profesores de Periodismo… tenés los casos de Chiche Gelblung, la gente de Editorial Atlántida, Luján Gutiérrez, Agustín Botinelli de la revista Para Tí que todavía es jefe de Política en el diario La Prensa… todos esos personajes que hicieron un desastre en la época de la dictadura siguen como periodistas top y dando clases en universidades o institutos. Remontar eso va a llevar tiempo. Y después nos tenemos que sacar el chip clásico del periodismo argentino, muy “sobalomo”,  muy falto de investigación, alcahuete, dispuesto a hacer concesiones, falto de autocrítica, muy autocensurado… es un periodismo que todavía rige tanto a nivel nacional como provincial. Sabemos que el modelo Clarín se reproduce en muchas provincias donde hay medios monopólicos, que tiene la radio, el canal, la FM, el diario, las revistas, dos páginas en Internet y entonces se hace difícil pelear. En el periodismo todo eso contamina al periodismo deportivo, donde la alcahuetería y el seguidismo se hacen o con la AFA, o con el Comité Olímpico Argentino, o con las asociaciones de deportes… Hay algunos representantes de futbolistas que fueron periodistas deportivos hasta hace poco. Uno tiene que dudar de todos ellos, porque implica que están usando sus relaciones para que se ponga tal o cual información para influir en una transferencia o la elevación de una cotización. El fútbol está bastante cruzado con este sistema perverso de técnicos que ponen o recomiendan para el club un poquito más a los jugadores que pertenecen a su propio representante más que por las condiciones futbolísticas. Hay una telaraña a destejer, y este año alguna cosita apareció cuando la AFIP intentó meterse en el tema este de la triangulación de los pases de los jugadores. Ahí se ve también el rol triste del periodismo, que cuando sabe estas cosas no hace una campaña fuerte para denunciar el desastre que hacen muchos dirigentes de clubes, llevando a sus instituciones a negocios ocultos que terminan en lo que tenemos hoy: una enorme cantidad de clubes en concurso de acreedores o en quiebra, cuando en los últimos 3 años el fútbol recibió la mayor cantidad de dinero de su historia, producto del “Fútbol Para Todos”.

–En tu última columna en “Un Caño” analizás el fenómeno de “Maravilla” Martínez: es una nota muy crítica del boxeo y de los medios que lo enszalzan. ¿Cómo nació tu desprecio por esa práctica?
–Cuando me recibió de Periodista Deportivo, tenía 17 años y mi tesis estaba escrita en base a la muerte en el boxeo. Es una de las pocas cosas en las que tuve algo de conciencia cuando fui joven, porque la verdad que en esa época en la mayoría de cuestiones importantes no tenía la conciencia que luego otros me enseñaron. Pero en esto del boxeo curiosamente sí. Cuando empecé a trabajar, muy pibe también, pensé que trabajando dentro del boxeo iba a lograr algo asó como denunciar desde adentro, estaba la cosa de “humanizar el boxeo” en los ’70, contar la corrupción y lo malo que era, para ir hacia modelos más humanizados de una actividad que creo que nunca debió llamarse deporte, pero hay que asumir también las realidades. Uno fue aprendiendo, vio lo que hacía (Dante) Panzeri, uno de los periodistas deportivos más respetados. Él también tenía una contradicción respecto del boxeo y por ejemplo la resolvía así: cuando fue jefe de Deportes de La Prensa, en el ’77, en vez de poner boxeo en el anuncio o la volanta, hacía poner “Homicidio Legalizado”, como para advertir que estaba en contra de la actividad. Yo siento lo mismo. No podemos vivir en una sociedad que tolera un deporte, como el boxeo, que no es el único; ahora está predominando en el mundo una actividad que se llama “Vale Todo”, que consiste en destrozarse el cuerpo, destrozar al rival y ponerlo al borde de la muerte, de hecho hubo un par de muertes este año. ¿Esto no debería ser cambiado con los años? ¿No debería correrse del lado más sangriento y difícil? Por eso mi contradicción: yo trabajé muchos años en el boxeo hasta que me dí cuenta de que no se podía transformar desde adentro y decidí volver a mi lugar original y decir que esta actividad no tiene que existir y si existe lo hace por el negocio, por la necesidad de muchos humildes que tratan de ser alguien en la vida… en este mar de contradicciones seguimos navegando y ojalá algún día tengamos la respuesta más certera a todo esto.

–Hace un rato describías al periodismo deportivo y no deportivo, y tirabas una serie de calificativos. No podemos dejar de pensar en el llamado periodista más famoso y quizá más influyente de la realidad nacional… ¿Qué pensás de Jorge Lanata?
–Ja. Ay… ¡qué no pienso! La verdad que pobre de él, porque por plata no sólo tiró su honra a los chanchos… y no quiero decir los chanchos porque son más dignos que él… La verdad es que se vendió, no precisamente por un plato de lentejas, todo lo contrario, y se transformó en lo que alguna vez Maradona calificó como el panquequismo. Se transformó en un panqueque: se dio vuelta por dinero y está haciendo todo lo contrario de lo que dijo hasta hace pocos años. No sólo él, otros. Por lo tanto perdió lo que tenía hace 20 años, que era credibilidad. La perdió. Por supuesto perdió miles y miles de periodistas que dejaron de tomarlo como ejemplo o modelo a seguir. Pero lo peor es que se fue transformando en un líder de la oposición de la derecha, golpista… no me extrañaría que alguien lo postule en cualquier momento de candidato a presidente y bueno… tendremos otra vez en la historia del periodismo y de la humanidad el famoso caso del converso, que en este caso pasó de izquierda a derecha tentado por el dinero, tentado por el multimedio Clarín. Pobre de él. Se puso del otro lado y por lo tanto agarrate Lanata, porque ahora enfrente tuyo vas a tener nada más y nada menos que a los sectores populares y a los que antes decías defender. Eso en la vida se paga y en el periodismo también.

–Si querés agregar, aclarar o aportar algo más…
–Quiero aclarar que no soy quien ha apoyado al gobierno desde el primer momento, al contrario, fui muy crítico y en algún momento saqué una carta “Perdón Flaco”, pidiéndole disculpas por no haber tenido esa sensibilidad que hay que tener a veces para ver que no hay enemigos en el campo popular por el sólo hecho de llegar al máximo cargo como pensábamos hace un tiempo. Muchos de nosotros pensábamos que los que llegan al poder siempre hacen todo lo contrario de lo que prometen y pensábamos que Kirchner iba a hacer una cosa así. Después él nos fue demostrando con hechos que no era lo que eran otros, y hay que rescatarlo y por eso uno apoya muchas de las medidas que ha tomado este gobierno, como también critica la Ley Antiterrorista, otras leyes y acciones al comienzo de su gobierno… pero no podemos dejar de rescatar lo bueno que hizo, que supera mil veces los errores que cometió. Tenemos que tomar conciencia de ello y seguir empujando las cosas buenas de este modelo. 

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