lunes, 11 de febrero de 2013
sábado, 9 de febrero de 2013
Los sábados, literatura
La honda - Ricardo Piglia
No
me dejo engañar por los chicos. Sé que mienten, que siempre están poniendo cara
de inocentes y por atrás se ríen de todo el mundo.
Ese
día no imaginaron que mi patrón y yo habíamos decidido trabajar, a pesar del
domingo.
Por
eso cruzamos el camino de tierra hacia el depósito del fondo.
Me
acuerdo que por la calle andaba un coche de propaganda con los altoparlantes en
el techo; y que yo escuché la música hasta que doblamos y el paredón apagó el
ruido, de golpe.
Entonces
el viento nos arrimó las voces y las risas.
Cuando
los descubrimos se acurrucaron, tratando de disimularse entre los fierros, pero
ya era tarde.
Ninguno
de los cuatro pasaba de los doce años.
Se
metían a robar pedazos de plomo para tirarlos con la honda.
Dijeron
que estaban allí porque Nacho les aseguró que era amigo del patrón y que el
patrón le daba permiso para juntar el plomo entre los desechos.
Mi
patrón les quitó las hondas que les colgaban del cuello y las tiró al foso de
cemento en el que antes, cuando el taller estaba allí y no sobre la avenida,
engrasaban los coches desde abajo.
Los
pibes empezaron a barrer, como les ordenó el patrón en escarmiento.
Mientras
barrían les preguntó si sabían leer. Los cuatro sabían y los cuatro habían
leído el cartel:
jueves, 7 de febrero de 2013
lunes, 4 de febrero de 2013
sábado, 2 de febrero de 2013
Los sábados, literatura
Tres tristes tigres – Guillermo Cabrera Infante
Los debutantes
Lo que no le dijimos nunca a nadie fue que nosotras también hacíamos cositas debajo del camión. Pero todo lo demás lo contamos y toda la gente del pueblo lo supo enseguida y venían a preguntarnos y todo. Mami estaba de lo más orgullosa y cada vez que llegaba alguien de visita a casa, lo mandaba pasar y hacía café y cuando el café estaba servido, la gente se lo tomaba de un viaje y luego dejaban, despacito, la taza, con mucho cuidado, como si fuera de cáscara de huevo, encima de la mesita y me miraban riéndose ya con los ojos, pero haciendo ver que no sabían nada, muy inocentes en la voz, haciendo la misma pregunta de siempre, «Muchachita, ven acá y dime, ¿qué cosa estaban haciendo ustedes debajo del camión?» Yo no decía nada y entonces Mami se paraba frente a mí y me levantaba la cabeza por la barbilla y decía, «Niña, di lo que viste. Cuéntalo todo tal como me lo contaste a mí, sin pena».
Los debutantes
Lo que no le dijimos nunca a nadie fue que nosotras también hacíamos cositas debajo del camión. Pero todo lo demás lo contamos y toda la gente del pueblo lo supo enseguida y venían a preguntarnos y todo. Mami estaba de lo más orgullosa y cada vez que llegaba alguien de visita a casa, lo mandaba pasar y hacía café y cuando el café estaba servido, la gente se lo tomaba de un viaje y luego dejaban, despacito, la taza, con mucho cuidado, como si fuera de cáscara de huevo, encima de la mesita y me miraban riéndose ya con los ojos, pero haciendo ver que no sabían nada, muy inocentes en la voz, haciendo la misma pregunta de siempre, «Muchachita, ven acá y dime, ¿qué cosa estaban haciendo ustedes debajo del camión?» Yo no decía nada y entonces Mami se paraba frente a mí y me levantaba la cabeza por la barbilla y decía, «Niña, di lo que viste. Cuéntalo todo tal como me lo contaste a mí, sin pena».
jueves, 31 de enero de 2013
lunes, 28 de enero de 2013
sábado, 26 de enero de 2013
Los sábados, literatura
LAS PRIMAS – Aurora Venturini
La infancia minusválida
Mi mamá era
maestra de puntero, de guardapolvo blanco y muy severa pero enseñaba bien en
una escuela suburbana donde concurrían chicos de clase media para abajo y no
muy dotados. El mejor era Rubén Fiorlandi, hijo del almacenero. Mi mamá
ejercitaba el puntero en la cabeza de aquellos que se hacían los graciosos y
los mandaba al rincón con orejas de burro hechas de cartón colorado. Raramente
un mal portado reincidía. Mi madre opinaba que la letra con sangre entra. En
tercer grado la llamaban la señorita de tercero pero estaba casada con mi papá
que la abandonó y nunca volvió a casa a cumplir obligaciones de pater familiae.
Ella asumía tareas docentes turno mañana y regresaba a las dos de la tarde. La
comida ya estaba hecha porque Rufina, la morochita que oficiaba de ama de casa
muy consecuente, sabía cocinar. Yo estaba harta de puchero todos los días. En
el fondo cacareaba un gallinero que nos daba de comer y en la quintita brotaban
zapallos milagrosamente dorados soles desbarrancados y sumergidos desde alturas
celestiales a la tierra, crecían junto a violetas y raquíticos rosales que
nadie cuidaba, ellos insistían en poner la nota perfumada en aquel albañal
desgraciado.
jueves, 24 de enero de 2013
lunes, 21 de enero de 2013
sábado, 19 de enero de 2013
Los sábados, literatura
Muerte de un hermano –
Haroldo Conti
El viejo ni siquiera sintió el golpe. Solamente un blando
adormecimiento que le subía desde los pies. Algunas voces crecieron hacia el
medio de la calle y después recularon suavemente.
El hombre se aproximó desde la niebla que lo rodeaba y se inclinó
sobre él.
—Juan...
El hombre sonrió.
— ¡Juan!
— ¿Qué tal, hermano?
— ¿De dónde sales, Juan?
Le apuntó con un dedo sin dejar de sonreír.
— ¿No te dije que algún día iba a volver?
—Sí... eso dijiste... ¡claro que sí!
La niebla se agitó detrás de la figura. Varas de sombras avanzaban
hacia él pero cuando trató de reconocerlas se comprimieron y juntaron en una
franja circular.
jueves, 17 de enero de 2013
martes, 15 de enero de 2013
Obscenidades
Por Juan Carlos Martínez
El deporte en general y el fútbol en particular se han convertido en herramientas comerciales y sus protagonistas en mercancías.
Nos espantamos cuando leemos que en tiempos no tan lejanos se vendían personas para que las familias más acomodadas las esclavizaran.
Muchos de los que sobrevivieron al genocidio de Roca fueron convertidos en esclavos.
El esclavo ya existía en la Edad Antigua.
En la interpretación marxista, el esclavo es una de las formas sociales antiguas de producción, uno de los recursos históricos de la explotación del hombre por el hombre.
El deporte en general y el fútbol en particular se han convertido en herramientas comerciales y sus protagonistas en mercancías.
Nos espantamos cuando leemos que en tiempos no tan lejanos se vendían personas para que las familias más acomodadas las esclavizaran.
Muchos de los que sobrevivieron al genocidio de Roca fueron convertidos en esclavos.
El esclavo ya existía en la Edad Antigua.
En la interpretación marxista, el esclavo es una de las formas sociales antiguas de producción, uno de los recursos históricos de la explotación del hombre por el hombre.
lunes, 14 de enero de 2013
domingo, 13 de enero de 2013
Con el corazón y con el bolsillo
En la edición argentina de Le Monde Diplomatique de enero de 2013, el politólogo José Natanson hace una descripción del momento que viven el país y el kirchnerismo.
"Quizás los mejores momentos del kirchnerismo suceden cuando orienta su ímpetu renovador a un tema estructural que luego se convierte en el eje de una preocupación social, como los amantes sensibles que intuyen los apetitos de su pareja antes de que surjan, o que los fabrican", escribe Natanson como parte de su análisis.
Algunos de los párrafos de esa nota -que acá está completa- se trascriben a continuación:
"Quizás los mejores momentos del kirchnerismo suceden cuando orienta su ímpetu renovador a un tema estructural que luego se convierte en el eje de una preocupación social, como los amantes sensibles que intuyen los apetitos de su pareja antes de que surjan, o que los fabrican", escribe Natanson como parte de su análisis.
Algunos de los párrafos de esa nota -que acá está completa- se trascriben a continuación:
sábado, 12 de enero de 2013
Los sábados, literatura
Las hamacas voladoras – Miguel Briante
Primer punto.
Movió la
palanca y la gente empezó a girar. La cara de una chica. Un hombre gordo. Una
vieja que con una mano se sujetaba el sombrero. Los demás, igual: aferrándose
al borde de los asientos de madera. Los había mirado a todos, uno por uno,
mientras le entregaban el boleto: alguno tenía una lapicera dorada,
sobresaliente del bolsillito del saco, junto al pañuelo blanco; otro, una
mancha en la camisa, junto a la corbata gastada; la vieja, una medalla con
algún santo; acerca del gordo, no podía recordar si llevaba o no cadena; los
ojos de la chica eran marrones y el pelo rubio, suelto. La primera vez que los
miraba así.
jueves, 10 de enero de 2013
lunes, 7 de enero de 2013
domingo, 6 de enero de 2013
Los pobres y desocupados no son peligrosos
Un grupo de organizaciones sociales, movimientos políticos, agrupaciones y entidades civiles, con la adhesión de dirigentes y actores sociales repudiaron al jefe de la Unidad Regional II, Carlos Chico.
El jefe policial atacó a los referentes del Movimiento de Trabajadores Desocupados de General Pico, a quienes trató -entre otras cosas- de "cobardes y caraduras".
"Los pobres y desocupados no son peligrosos, están en peligro", asevera el documento que, a continuación, se publica completo.
El jefe policial atacó a los referentes del Movimiento de Trabajadores Desocupados de General Pico, a quienes trató -entre otras cosas- de "cobardes y caraduras".
"Los pobres y desocupados no son peligrosos, están en peligro", asevera el documento que, a continuación, se publica completo.
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