martes, 4 de septiembre de 2012

Volver a los 16

Por Juan Pablo Gavazza

La discusión de estas horas te hace pensar un poco. Y recordar. Y preguntarte, con perdón de la primerísima persona: los que ya somos "adultos", los que ya tenemos el derecho al voto,  ¿hubiéramos podido votar a los 16 años?


Yo a los 16 años, ponele, andaba metido en la pelea por el centro de estudiantes. Era una agrupación que, se supone, tenía vínculos con lo que quedaba de la Unión de Estudiantes Secundarios. Un coqueteo con el peronismo, pero en mezcolanza con anarcos, zurdos y lo que hubiera.

La otra lista (ganadora) estaba vinculada a los partidos de izquierda y con adherentes digamos republicanos, algunos de los cuales hoy bien podrían ser PRO. Como sea, no recuerdo que nadie se escandalizara porque hablábamos de política en la escuela. Pasaron más de 20 años y ahora resulta que (para algunos, quizá los de siempre) parece una mala palabra.

Cuando en aquellos años alguien me propuso -un poco en serio, un poco en broma- afiliarme al PJ, le respondí con la clarividencia que sólo se tiene a esa edad: "si me pide la afiliación el Turco Abdala, la firmo".

Al poco tiempo, Abdala formaba parte del Grupo de los 8 que resistió frente al neoliberalismo menemista que colonizó al PJ.

A los 16 años trabajaba en el diario La Arena. Te tocaba, claro, ser reportero en las campañas electorales, o cronista del domingo de elecciones. Consultaba periódicamente a diputados y ministros. Entrevistaba al gobernador. Pero votar no podía.

Ahora me da risa leer que el Colorado De Narváez diga que a los 16 años uno es "tremendamente influenciable". En general, ocurre lo contrario: uno se vuelve más influenciable con el paso del tiempo. Y en todo caso va aprendiendo por quién y cómo dejarse influir.

En el camino, y hasta me parece estúpido señalarlo, me encontré con mil y un pibes y pibas de esa edad mucho más preocupados por la cosa pública que los adultos presuntamente "capaces" para definir nuestro destino; mucho más comprometidos con una idea; mucho más convencidos, aunque sea de sí mismos y de sus principios.

Es ridículo que estemos discutiendo lo que discutimos: claro que a los 16 años se puede votar. La verdad de la milanesa es otra: lo que a algunos sectores les preocupa ni siquiera es que voten, sino que sean capaces de estar unidos y organizados.

(La foto es de acá)

3 comentarios:

  1. Comparto plenamente. A los 14 años fundamos un movimiento, el MAS (Movimiento Acción Estudiantil) en el Colegio Nacional, e irrumpimos en la disputa por el centro de estudiantes con el slógan “Perdón, faltaba más”. Éramos un grupo heterogéneo (el mismo revuelto gramajo al que hace referencia Juan Pablo en su reflexión) unidos por un ideal de socialismo nacional. Algunos, con el paso del tiempo, recalaron en el peronismo, otros (como yo), en el socialismo argentino: en realidad todos buscábamos la vía argentina al socialismo. Participamos en las jornadas de lucha por la nacionalización de la Universidad, convocados por los universitarios y por las circunstancias. “Llevamos 18 años de atraso”, rezaba la consigna que llevó al Frejuli a hacerse del gobierno perovincial, interpretando lo que era una sensación compartida por muchísimos jóvenes. A los 16 ya integraba las juventudes políticas y nos reunimos con el gobernador Regazzoli para advertirle que no confunda los problemas de Estado con los problemas de partido…

    Son los vientos históricos los que determinan la participación social y política de las jóvenes (y muy jóvenes) generaciones o no: menos de 16 tenían los que defendieron con su vida la República española, sus países de la ocupación nazi después, la liberación de Viet-Nam liderados por Ho-Chi-Min, los que nutrieron las filas del ejército sandinista contra los Zomoza… Se está habilitado para luchar por el sustento, para morir en defensa de su hábitat o alcanzar la libertad, pero no para decidir los destinos políticos de un país o parte de su territorio?

    La opción debe existir: Habrá quienes prefieran seguir aturdidos por la banalidad y otros que consideren por qué no a los catorce. La universalización de tal derecho y sus frutos será tarea de los que la ejerzan con plenitud y responsabilidad. Insisto, depende de los vientos históricos que soplen si las cenizas ardientes hacen llama.

    Daniel Pérez Funes

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  2. Estoy de acuerdo, pero también que venga el paquete de todos los derechos y obligaciones. Es decir, que sean punibles de todos aquellos delitos que pueden cometer, que se puedan casar y emancipar, etc..

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  3. Estoy totalmente de acuerdo, y habría muchos argumentos más a favor para aportar. Tengo 22 años, hace 4 años que puede ejercer plenamente el derecho a elegir a mis representantes. A los 16 formé lista de un centro de estudiantes que fue elegida y pudimos organizar actividades, hacer política, darle paso a nuestra opinión. Y sé muy bien que los jóvenes de 16 años están vislumbrando y empezando a elegir su futuro; saben de política y saben opinar, sea lo que sea; pero no los subestimo, ni me subestimé cuando tenía 6 años menos.
    Creo que todavía este país está lleno de miedo y de rencor, lleno de una memoria dolorosa y sufriente que para algunos ha sido un camino para avanzar hacia la justicia, hacia la igualdad, la humanidad, la evolución, y para otros y un simple y vacío camino de odio.
    El día que le dije a mi mamá que estaba en el centro de estudiantes de la escuela (año 2006 y mi mamá con unos 44) ella me dijo "para que te vas a meter en eso, acordate lo que les pasó a los chicos en la dictadura"; y me acuerdo, me acuerdo bien lo que les pasó, me acuerdo que dieron sus vidas por esto, porque los jóvenes tengamos nuestra fresca voz presente en la sociedad.
    Que voten los chicos, que voten como quieran, porque ellos, nosotros tenemos que ser la nueva memoria de este pueblo.

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