miércoles, 26 de septiembre de 2012

El mediopelo periodístico

Por Nicolás Bompadre

Tal vez parezca que ya es tarde, que la polémica se planteó hace un mes, que la pelea había que darla en aquel momento. Me refiero al debate generado cuando una docente de Periodismo, Claudia Suárez, avisara a sus alumnos que en el futuro, cuando sean periodistas, les va a tocar “escribir en contra de sus principios”. Semejante enseñanza disparó la reacción de unos pocos estudiantes.

Tal vez sea tarde, si es que estos debates tuvieran fecha de vencimiento.
De cualquier manera, no quiero hablar de ‘principios sí o principios no’. En realidad, tengo para mí que esa dicotomía no fue lo más importante del caso. Por eso escribo ahora, porque creo que en medio de la polémica no vimos otros aspectos. Recordemos, en primer lugar, que la discusión surgió a partir de un ejercicio escolar para aprender a argumentar: escribir a favor o en contra de un tema, según lo que te tocara, aunque pensaras lo opuesto. Hasta acá perfecto, nada para reprochar.
Luego de la clase, durante la semana, el debate se hizo público, salió en este mismo blog, en El Diario y replicó en el Foro de la materia y en las redes sociales. Lo anterior, era de esperar, generó cierta expectativa para ver cómo iba a campear la situación la profesora que hacía suyas las enseñanzas de Paulo Freire. De esto, finalmente, era de lo que quería hablar; porque a partir de ese momento la docente hizo, de todas las posibilidades que tenía, la única que tendría que haber evitado.

A la clase siguiente apareció con todo el cuerpo docente más la sorpresiva visita de la referente de la carrera de Comunicación, a semejanza de un general con su Estado Mayor. Pasó a mostrar en pantalla, antes que los argumentos, lo mal que colocaba los signos de puntuación el periodista que escribió la nota y, por si fuera poco, amenazó con realizarles un juicio a quienes habían hecho pública su clase.

¿Qué se ganó y qué se perdió con el affaire Suárez?

Se perdió la oportunidad de darle un sentido didáctico al suceso: reflexionar sobre la argumentación, que era el objetivo inicial de la clase; analizar los diferentes argumentos y no la puntuación, el empleo del futuro del subjuntivo, etc. (no digo que no haya que hacerlo, pero en otro momento y no para ridiculizar); mostrar que Freire es algo más que un slogan que garpa: que la profesora es democrática, abierta al diálogo, a la diversidad de opiniones, que puede poner su práctica docente en discusión en cualquier momento, que ella misma alienta esa sana revisión. Se perdió, entonces, la oportunidad de mostrar los pingos en la cancha, donde se juegan los partidos; no en las charlas de los vestuarios o de los cafés.

Sin embargo, lo que se perdió no fue el peor saldo del affaire… Lo nefasto, lo imperdonable, fue lo que se ganó.

¿Qué ganaron los estudiantes de periodismo aquella clase? Ganaron un par de principios, de máximas relacionadas con el cursado, con ese aprendizaje paralelo a los libros y a la currícula oficial. Ganaron algo difícil de perder: el miedo a hablar, a disentir con el docente, a cuestionarlo, bajo pena de sufrir un escarnio público, ya no en la plaza, pero sí en el medio de la clase ante el estado mayor conjunto de la carrera. Y si eso no alcanza, porque algunos estudiantes sí tienen las cosas bien puestas en su lugar, entonces para estos quedan otras amenazas: el Juicio.

Los estudiantes de Periodismo, entre los que me incluyo, hemos aprendido demasiado:
A pensar como el profesor de turno.
A ser obsecuentes.
A agachar la cabeza.
A ser cagones.

Hemos vuelto a empollar el mediopelo periodístico. Y recién vamos por el primer año de la carrera.

¿Continuará...?

6 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Todos los cuatrimestres trabajo con los estudiantes en relación al temor y dificultades para hablar en el aula. Hemos hecho, a lo largo del tiempo, diferentes análisis institucionales e incluso hemos escrito artículos para revistas y congresos, pero lo que siempre me llama la atención es lo enraizada que está esta posición, cómo se circula por la facultad en el aislamiento total y cómo es posible el aprendizaje sin otros. Acá tenemos un modelo casi grotesco de su origen, pero lo más peligroso, creo, es cuando esto se naturaliza y ya no hay ningún exabrupto o analizador, como lo que sucedió con esta docente, que permita visibilizarlo, cuando ya nadie ni siquiera se hace la pregunta. Igual no se que me asombra tanto, si la semana pasada una compañera comenzó a dar una clase pública en los pasillos de la facultad de Psicología de la UBA y bajó la mismísima Secretaria Académica a cuestionarle su legitimo derecho a huelga.

    ResponderEliminar
  3. Seré breve. Disiento en todo con el contenido de la nota y puedo hablar con fundamento porque estuve ahí, no me contaron nada. Solo me hago una pregunta, ¿los alumnos realmente aprendieron a agachar la cabeza, etc, etc? No son marionetas, preferiría no subestimarlos. Tal vez hablar un poco con ellos (acercarnos a las fuentes, conocer el tema y no hablar de oído) permitiría despejar las dudas.

    ResponderEliminar
  4. Quiero publicar con mi nombre. Soy MAría Soledad García

    ResponderEliminar
  5. considero que lo que dijo la docente fue muy desatinado, disiento y lo dije publicamente (estuve ahi). Creo que, como vos decis, esto no tiene fecha de vencimiento. En lo q no estoy de acuerdo es en el "estilo" "periodistico" de los "egos" de "verdad revelada", que se posicionan como por encima de los demas tratando de enseñar "maximas morales" (propio de un discurso reaccionario, el cual esos mismos egos repudian) Pero en ese afan de mostrar cuan "brillantes", "intelectuales" y "valientes" son, caen en su propia trampa: se vueven violentos (atacando al alumnado, por ejemplo)totalmente reaccionarios (deberian haber escuchado el discurso "moralista" de una de las alumnas, respetuosamente hablando, se acercaba mas a una misa o sermon religioso). finalmente lo q sucedio fue q ese "estilo" desvirtuo la muy valida propuesta inicial: reflexionar acerca de los dichos de la profesora. Se termino hablando de las notas de Gavazza y Lanteri, y no se hizo un debate acerca de la etica periodistica (¡¡hubiera estado bueno !!)eso si, te sugiero q hables con el alumnado, muchos piensan que a la etica hay q trabajarla, no se piensan como mercenarios a sueldo. no los subestimes, porque tu propia soberbia y falta de respeto te quita autoridad, y es una lastima, porque esta bueno que se planteen estas cuestiones;
    creo q muchos estamos en la misma, tratando de aprender, de crecer, de tener opiniones propias, argumentadas, de respetar aunque no comparta, eso tambien es "ETICA", A NO OLVIDARSE. pero pensar desde el lugar de la soberbia revela otra cuestion mas oculta: es pensarse asi mismo como "el mejor", y los demas son todos giles y boludos, q van a la facultad a repetir como loro. quiza no sea tan asi, la vida tiene unas dimensiones mas amplias q una facultad, donde las personas hacemos otras cosas, mal o bien, pero con una etica definida, intentando aprender para tener rigurosidad y formacion a la vez q ser mejor gente cada dia. solo que no todos salen a gritar a los cuatro vientos mira lo maravilloso q soy, soy mas etico q vos y te voy a dar mis lecciones. ademas de vos y tus amigos, y te lo digo con respeto porque seguramente tienen buenas intenciones y deseos de una sociedad mejor, seguro es asi y te lo digo sinceramente, pero hay muchos que quieren lo mismo , muchos estamos en la misma, haciendo variadas cosas desde lugares mas pequeños, a veces mas grandes, a veces mas privados y a veces mas publicos.
    quiza lo que varia son los "estilos", y los "estilos" son tambien ideologicos.

    ResponderEliminar