miércoles, 11 de julio de 2012

Aquí están, estos son, los Hermanitos Kermesinos


Por Juan Pablo Gavazza

Ese animal periodista que es Juan Carlos Martínez –veterano zorro de mirada clara, que sabe por viejo y por diablo– aporta en La Kermés cada semana la parte más reflexiva y una mirada tenaz desde los Derechos Humanos. Es un lujo y un orgullo que Martínez –un incansable de esos que lucha todos los días, uno de los imprescindibles– sea parte de esta experiencia.

Miguel Palazzani, al que le sienta mejor el título de justiciero que el de abogado, fue uno de los principales impulsores del espacio; después se hizo rogar con el brillo de su ausencia –como corresponde a un alma anarquista– y cuando apareció más seguido no sólo confirmó su sabiduría futbolera y su mirada lúcida sobre las cosas de todos los días, sino que sorprendió con sus dotes actorales.

El radioteatro –manoteado y tratando de enriquecerlo respecto del que nació en el “Violando la Norma” que hacíamos con Luciano Gaich– es el momento en que se respiran las mejores tensiones: el nerviosismo siempre es prólogo de la acción que viene. Y hasta se arman sanas competencias por el puesto, dirían futbolistas expertos en micrófonos.

Resalta, desde ya, la energía de la párvula loca Cintia Brenda Alcaraz, la hormiguita judicial que nunca falta, y que sumó al programa su voz particular, palabrotas varias y la valentía para reírse de cualquier cosa, incluyendo a sus jefes y a ella misma. Encima no vino sola: trajo a la licenciada en Sexología Enhema Yepes Lamela, a la vecina Ofelia que nos sigue preguntando por Guito y a la periodista estrella Ramira Rodríguez Carámbulo.

Ramira, en el informativo más creíble de los que se conocen en La Pampa, suele entrar en franca lucha con Elonoro Gómez Castrillo, que se dice locutor oficial y fue sentado en esa silla por el Juani De Pián. Juani, grillo desnudo pero bautizado como el osito peluchito del barrio Los Hornos, ya se sabe más o menos lo que es: un querido querendón de ingenio rápido y buen humor permanente, que hasta tuvo la grandeza de resignar su especialidad gastronómica para que se luciera Concho Martínez Argumedo. Otras sensiblerías y creatividades las canaliza a través del monaguillo Pedro Stalin.

El que lo manda es el Padre José, que aparenta orígenes polacos pero tiene sobre todo reminiscencias de la Quemú Quemú de Armando Lagarejo. Poeta y trabajador de la palabra, Lagarejo es el padre sabio de la tribu, que va cosechando tempestades, admiraciones y azoramientos con las historias que trae, en el punto justo entre la candidez y la revolución.

Otro modo de contar historias es el de Mauro Monteiro: con sus Manos Mágicas resume cada semana un tema de los que en general hacen doler, para hacernos reír. Ese aporte satírico, que es columna vertebral de La Kermés, se nutre no sólo de la brillantez en el manejo de la técnica, sino sobre todo de la coherencia y la inteligencia para generar un contenido profundo. La formalidad dice que Mauro Monteiro es el “operador”. En realidad es un animal de radio.

Otro animal de radio es el Negro Bompadre, inicialmente convocado como “musicalizador”, porque vaya si tiene gusto para eso, y vaya si conserva la manía de hurgar en rincones extraños. Es mucho más que eso, claro: si el equipo (que eso es: un equipo) tuviera un capitán, posiblemente sería Bompadre, no tanto porque le gusten los uniformes sino porque es el que -docente, quiera o no- anda mirando casi panorámicamente el funcionamiento del conjunto. El Negro, por desgracia, no se calla nunca. Y, por suerte, no hay nada que le venga del todo bien.

Maxi Rubio, en teoría, es el hacedor del segmento deportivo Tiki Tiki. Pero cuando se le suelta la lengua se le escapan perlitas de sarcasmo en otros lados. Estaría bueno que su función como DT del básquet de All Boys no lo aleje demasiado del mundo kermesero. Porque además hace buenos pollos al disco.

El último en incorporarse a la comunidad es Pablo Aimar, otro llamado “operador” que tiene de su oficio –y de la radio en general– una mirada que excede por mucho el rol de manejar algunas teclas y apretar botones. Y que lleva consigo eso que ya llamamos imprescindible: alegría, buen humor, inteligencia y mirada crítica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario